Hace unos dias os hablé de la colaboración con las alumnas y alumnos del Ciclo Formativo de Educación Infantil del Instituto de Educación Secundaria Luis Buñuel, de Zaragoza, en el tema de los materiales con los que voy a realizar los cuentacuentos.
A finales de Diciembre nos juntamos una tarde muy bonita contándonos los cuentos con los materiales que habiamos preparado.
En agradecimeinto por todo su esfuerzo y creatividad comencé contandoles el cuento nicaragüense “El regalo de la nanita Engracia” de Mario Montenegro.
Un cuento que trata del trabajo en equipo y que me venía de maravilla como intercambio cultural y para poner en valor el trabajo en equipo que es lo que estamos haciendo con los materiales. El cuento trata de una abuelita que realiza un mantel para la fiesta de unos amigos y se le pierden las agujas. Los animales le ayudan a encontrar las agujas y bordar el mantel con las cosas, personas o lugares que más les gustan para poder llegar a tiempo a la fiesta.
Comencé la puesta en escena pasando por sus cabezas una tela de color azul simulando las olas del océano Atlántico que el cuento ha navegado hasta llegar a Zaragoza y tras el cuento, la actividad posterior fue ayudar a realizar los bordados del mantel que con tanto viaje se habían borrado. Así que ellas y ellos dibujaron en el nuevo mantel su lugar, cosa o persona favorita, fomentando así la propia identidad y el trabajo en equipo.
Después de este cuento, comenzaron las alumnas y alumnos a hacer sus representaciones y escuchamos en forma de flanelograma “¿A qué sabe la luna?”, de Michael Grejniec, otro cuento de cooperación entre iguales. Como actividad posterior prepararon tres puzzles con palitos de colores de una imagen de la luna. De esta manera se trabaja el pensamiento matemático, el razonamiento y la resolución de problemas.
Genial!
Después llegó el turno del equipo que preparaba “El gigante que le huelen los pies”, de tradición oral. Este grupo realizó la puesta en escena en forma de delantal multiescena, en el que se van desenrrollando escenas conforme se cuenta el cuento. Muy creativo!
Para completar el cuentacuentos realizaron unos pies de gigante verdes de goma eva que se colocan con unas gomas a modo de zapatos, son muy graciosos! Y su propuesta de actividad posterior fue lavarse las manos con el jabòn que ya le gusta al gigante, de tal manera que trabajamos la higiene, algo fundamental en la infancia para evitar contagios innecesarios.
El tercer cuento que se representó fue “Por cuatro esquinitas de nada” de Jèrome Ruiller. El grupo realizó un escenario con una tela en la que dibujó la escuelita a la que quieren entrar los protagonistas, con la puerta cortada en forma de círculo. Al ser muy grande se puede utilizar para jugar posteriormente y que los niños y niñas entren y salgan trabajando la psicomotricidad gruesa, el equilibrio.
El siguiente fue “El monstruo de colores” de Anna Llenas.
El equipo realizó un guante en el que puedes ver al monstruo en todos los colores que representan las emociones, de manera que no necesitas nada más que tus manos para realizar el cuento y lo hace muy cómodo. Como actividad posterior realizaron un puzzle de las emociones con los colores que las representan y la emoción escrita. Con este puzzle trabajaremos la asociación del color con la emoción y con la palabra escrita, para que se interiorice ambién a través de la manipulación.
Y ya como último, pero no menos importante, el cuento elegido había sido “¿Hay algo más aburrido que ser una princesa rosa?” de Raquel Díaz Reguera, pero el equipo decidió que tras haber tenido en cuenta los contextos en los que se iban a realizar los cuentacuentos preferían trabajar con el cuento de “Ni un besito a la fuerza” de Marion Mebes como prevención de la violencia sexual que vive un alto porcentaje de menores en Latinoamérica. El equipo representó el cuento a través de marionetas de dedo que hicieron ellas mismas. Para la actividad posterior crearon un juego de la Oca sobre la igualdad de género. Trabajando conceptos matemáticos de conteo y la motricidad fina en la manipulación de dados y fichas.
Después de 3 horas de cuentacuentos estábamos exhaustas pero contentas y orgullosas de todo lo que se consigue trabajando en colaboración y en aprendizaje y servicio.
Yo me sentí muy amarilla, muy, muy feliz de poder llevar conmigo un proyecto en el que han participado futuras educadoras y educadores que estoy segura que van a ser grandes profesionales.
Gracias también no solo a las alumnas y alumnos sino a las profesoras el Ciclo Formativo que han mostrado mucho interés por este proyecto y que sin su apoyo y sin creer en ViajanDos Con Calma, no hubieramos logrado.
Gracias de todo corazón.
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